LOHANA BERKINS, EL QUINTO ELEMENTO
- Lara María Bertolini
- 5 feb 2021
- 3 Min. de lectura
Resistan compañeras resistan! Gritaba a viva voz nuestra traviarca de alas de acero cuando de prepo la metían al patrullero, las golpizas para que delate la organización que mujeres y travas que habían generado allá por los 90 para resistir el embate de la yuta de Flores era un hecho.
Hoy mientras vemos una sociedad que impone la transhegemonía en terminología anglosajona trans, olvidamos toda la lucha de reconocerse desde su propia identidad. Vemos como negociamos la economía de la identidad mientras ella, con la voz gastada y las maneras astutas de su verbalidad, hacía entender a todes el camino por desandar. Recordando su licuado de durazno que tanto amaba, de su hambre que replica en cada una de nosotras fagocitar un mundo que nos ha quitado tanto, vemos en Lohana aquello que ella replicaba y aun hoy luchamos.
Hemos perdido en el camino grandes amazonas identitarias, que han sabido meterse en lo vericuetos partidarios y conseguir a fuerza de teje y contrateje alianzas impensadas, leyes únicas en el mundo, de la mano de maricas, lesbianas y el aquelarre de devenires que conformándolos cimientos del gran acorazado transgénero transexual trava, que viene a lo largo de décadas, reclamando derechos impensados o sabidos para nuestra comunidad.
Gran parte de la construcción latinoamericana de las identidades actuales tiene una raigambre en la reivindicación de lo adjetivado por la masa biologicista binaria, orgullosamente trava, marica, torta, no binarie, y demás devenires identitarios que hoy si bien la masa heterosexual pretende usarlo como insulto hoy dignifica más nuestro legado. Pero esto no sucedía por casualidad, la causalidad de la gesta del nombre propio, en copeteos y lagrimeos de supervivencia hicieron mas fuerte el camino desandado, y hoy sin pensarlo todo aquel recorrido, las alianzas entre hermanas y compañeres y camaradas eran contundente, momentos de emerger democrático así lo demandaban.
Como olvidar aquella acción de política internacional al estar pidiendo las travas y trans asilo político en la embajada británica, como olvidar aquellas amazonas identitarias sacudir las rejas como frazada vieja exigiendo asilo político, mientras la policía federal era como cantaban mis hermanas: la vergüenza nacional.
Como olvidar la gesta Berkiana dando cátedra al representante del embajador británico, dándole una clase magistral de derechos civiles y humanos.
Como olvidarla insistiendo en los encuentro
s nacionales de mujeres con la alianza de las identidades travestis plantándose con un aplomo inusitado.
Como olvidarte de como la vida te desgastaba, pero reclamabas tiempo, como cuando decías porque ahora, justo que tengo casa y trabajo, ¡porque ahora!
No lo se mi querida Lohana, solo se que tus palabras, tus videos y tu leyenda verbal recorre el mundo, cambiaste vidas y enfrentaste a los gobiernos, también a aquellos que se dicen inclusivos o con bonita diversidad como relata la Pacha Trava Susy Shock.
¡Como puedo ser aguerrida, astuta y diplomática, todo a la vez! cuanto me falta y nos falta para aprender del teje legendario de la Berkincita, quizás solo quizás si te hubiese conocido personalmente y charlado algo habría cambiado en mi vida un poco más temprano.
Mi único recuerdo tuyo en los noventa era cuando participé en una reunión en lo de la Cigliutti de la CHA en Bernardo de Irigoyen e Hipólito Irigoyen, donde luego de subir un caño de fundición para un entrepiso, quede perdida en una reunión, ahí te conocí, pero no hablamos, solo estuve un rato, pero pude verte y conocerte. Por suerte no cometo la osadía de decir, estuve con ella, llevando la foto como una estampita de santa, como si eso legitimara la lucha actual, cuan demonizades estamos por validar la lucha con lo que sea, sin ver cuanto nos alejamos más día a día.
Hoy te recuerdo, como combatiente de frontera en una maravillosa recopilación de quien era a mi entender tu hermana Josefina Fernández, hoy después de cinco años de tu partida seguimos luchando con la letra T y miles de letras mas como legado, porque Lohana si hay algo que me ha quedado siempre en la mente es saber que no puedo ni debo parar de luchar.
En este quinto aniversario de tu vuelo, juro y prometo seguir luchando por las consignas que nos has dejado. ¡Vuela mi comandanta, vuela mi Traviarca, vuela que arriba en el cielo trava me estarás esperando…!
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