Cuando lo personal no es político, es de dignidad humana
- Lara María Bertolini
- 3 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Cae el amanecer, no la madrugada, Francisco o Pancho como lo llamamos teje en ese vaivén de horario/antihorario el mapa de la crisis de la comunidad transgénero travesti.
¿Se preguntarán porque pongo en segundo lugar la identidad travesti? Primero porque muchos colectivos y organizaciones transgeneros así lo dispusieron y segundo creo que es hora que quienes históricamente de manera fáctica han escrito ley y letra en la historia argentina caminen a la par y den paso a las identidades transgéneros a revolucionar esta sociedad.

Me llama una chica trans del Palomar no tiene comida, tirar la gran red virtual y pescar la ayuda territorial: el gran arma. Ahí estuvo coordinando una compañera que está en un puesto en el Estado, pero no tejió con el verso de pasame la planilla y listo, pidio nombre apellido direccion y telefono, el territorio bonaerense es enorme, y ahi está Sacayán, Gutierrez, Aguilera, Pili, Mazzarotti, Lettieri, Alfieri, Lázaro, Santana, Ruíz, Pellinco quizás sean solo apellidos, quizás falten seguramente mucho más, pero entre nosotres nos conocemos y sabemos cuando es la hora que lo político ya no es tal y se transforma en personal.

Será porque la hemos vivido, de la nada construir algo, ¿ y cuando te quedas sin nada cómo construís?
Y ahi estamos con las Hermanas y primas Bertolini de San Telmo que nada tienen que ver con la consanguinidad pero si con la lucha de dignidad humana.

Y de repente encontrás la comunidad trans se agranda y es abrazada, ante un Estado colapsado de tanto cacerolero barato que golpea su olla de reclamo, cuando desde su comodidad, no tiene hambre, frío, más si tiene techo y un abrazo hoy marginado, hoy casi prohibido. Como esos besos y abrazos que hoy siento faltos, con abstinencia de amorosidad, cariño, esa felpa suave que es cada mano y acción de cada activista y militante, que se tejió como una sinapsis neuronal del amor y proteccion mas alla de la obligada binariedad.

Que la sopa no falte, que el techo no sea el cielo o un colchón doblado al medio, que la estufa no sea la ventilación de un subte o un motor de heladera con salida a tu pecho durmiendo entre cartones y plásticos, que el abrazo sin brazos y el beso sin carne llegue en forma emocional.
Mientras contamos las donaciones, separamos bolsas, golpeamos furibundas las puertas de los legisladores, seguimos abrazades desde lo personal, porque lo político hoy fue superado ya hoy comprendimos que el colectivo transgenero travesti esta fuera de cualquier sentido de eso que llaman digna humanidad.
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